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Sabah. Sabah. Siempre podría recurrir a Aristóteles. de un frasco de vidrio rojo, o Euclides de uno verde, Pitágoras, Spinoza, sin necesidad de que yo los volviera a encarnar. Teníamos el mundo entero en su habitación, y perdí mi corazón por ella. Era mi dicha el hacerla feliz. Verla florecer. Y ella floreció en todos los sentidos. Totalmente. Ella comenzó a rebelarse, incluso contra los gestos de sumisión. que su esposo le exigía, ya que ella había adquirido una maestría en el arte del amor, fuera del alcance de cualquier humano que no haya hecho el amor con un Djinn. Sus ansias por ella se convirtieron en una obsesión. ¿Estás feliz? Y cuando él se acercaba a ella, yo salía de su habitación y viajaba por los cielos. Vi las montañas, los océanos. Vi las bestias del bosque, a dónde ningún hombre pisaba. Y cuando volvía, ella me estaría esperando. Y le contaría mi día, y ella se desmayaría de alegría y de decepción. ¿Por qué no pidió el deseo de ser libre? Había algo más importante para ella. Ella había ideado una matemática, un lenguaje para explicar las fuerzas que dan origen al espacio, al tiempo y a la materia. Ella era prometeica, valiente. Pero no pudo resolver este rompecabezas. Necesitaba de una llave, una llave para abrir las puertas de su percepción. Entonces, usó su segundo deseo. Le enseñé a soñar como lo hacen los Djinn, despiertos. Y de esta manera, las soluciones llegaron a ella. Ella fue capaz de explicar los poderes invisibles, campos y fuerzas electromagnéticas. La misma materia de la que están hechos los Djinn. ¿Ustedes son electromagnéticos? Como tú eres polvo, yo estoy hecho de fuego sútil. Y cuando iba a dar a luz. Yo estaba plagado de felicidad, pues sabía que nos fortalecería. ¿Ella llevaba a tu hijo? Un niño, de fuego y polvo. Entonces, ¿en qué se equivocó? Alithea, yo la quería. Me encantaba el fervor de su mente. Me encantaba su ira. Me encantaba mi poder de convertir sus ceños fruncidos, en sonrisas. La quería más que a Sheba. ¿Más que a tu propia libertad? Sí. Se convirtió en mi mayor deseo. el mantenerla, seguir siendo su prisionero. La idea de ser liberado,