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Eres una bruja. ¡Y tú eres el diablo! ¿Qué? Ella me obligó a entrar en el bosque. Calla, Cathleen. Lo hizo, mamá, lo hizo. Te oí desde fuera hablando de mí. Cállate. Oh no. El demonio no está ahí fuera, está aquí dentro. Demonio. Judas. ¿Pero qué nos hizo quedarnos aquí? ¡Jewell! te estás acercando al sacrilegio. Pero tú tampoco estás seguro, Will. Dalton está intentando destruirte. Eso es lo que quieren. Tienes que tener cuidado. No vuelvas a bajarla guardia. eres un soldado de Cristo. Brujas. Leah. Están por todas partes. Dios nos ha abandonado. Tú sabes de demonios, ¿verdad? Verás, cuando estábamos quemando a la madre de Leah, yo tenía que mantener vivo el fuego, porque se apagaba. Leah lo apagaba. Leah es una bruja. Ahora. eres débil. Nadie podrá ayudarte. Escucha. ¡Sister! Aquí me matarán. ¡Sister, no! ¡Leah! Oh, Señor bueno y misterioso, escucha a tus hijos, en este momento de peligro. Papá. Cuyo único propósito es predicar el evangelio. Golpea a tus enemigos y a los nuestros. Oh Señor, a quien oramos en esta, nuestra hora más oscura. Mantén el fuego encendido. Tú, que acabas de matar a una niña. Mamá quería venir. pero sabía que no podía abandonar al Sr. Jewell y él no podía ir a ninguna parte. Llevamos con nosotros a la pequeña Meg, pero Cathleen tuvo que quedarse con sus padres. Papá prometió que regresaría a por ellos cuando Meg y yo estuviéramos a salvo. ¿Qué fue eso, papá? ¡Allí abajo! Ojos fríos en fuego ardiente. ¿Qué? Ojos fríos en fuego ardiente. Los ojos de los animales alrededor de un fuego de campamento, por la noche, cuando brillan. Ese árbol. Ya he estado aquí. Fanny, no pasa nada. ¿Fanny? Oh querida. Papá ya no estaba. Y no había otro sitio al que pudiéramos ir. Hizo calor después de su muerte y mucha calma, como si el valle estuviese conteniendo la respiración, esperando a ver qué sucedía. Nosotros también esperábamos que el Sr. Jewell mejorara o muriera. Nadie sabía dónde estaba Leah. y sin ella, Smythe no era nada. Mamá lloraba por papá. Se culpaba a sí misma y a Smythe. Ella dijo que, después de todo, no debía tener a Dios en el bolsillo. Y eso hizo sumir al Sr.
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