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imponente y fantástico.” ¡No es posible! Continúa. ¡No puedo! ¡Continúa! “.más imponente y fantástico. “aquel pene enorme, “turgente, “soberbio, “viviente.” Continúa. Poca cosa sé de él. No le veía mucho. La chica se ocupaba de todo. Una morena muy atractiva. Debía ser una zorra. o una bailarina. Él sólo salía por la noche y yo estaba acostada. Poco antes de medianoche, le oía volver. El día que le vi. serían las de la mañana. ¡Ahí está! ¿Es usted el Sr. Klein, el inquilino del primer piso? No, Sra., lo siento. No soy “su” Sr. Klein. Discúlpeme. Creí que era él. La misma estatura, el mismo pelo. La misma silueta. La cara del otro nunca la vi. ¿Desea algo? Es por el apartamento. ¿Está aún libre? Sí. Espere un momento. Por favor. Es todo, Sra. ¿Y esa tarjeta de visita? Voy a copiar la dirección, para el correo. ¿Recibe cartas aún? Poca cosa. Un periódico, una carta, nada más. ¿Quiere usted vivir aquí? No, es para un amigo. Si hay novedades, llámenos. ¿Quiere ver el apartamento? Habría que empapelar las paredes. Y pintar el techo. El retrete hay que cambiarlo. Y desinfectar, para matar las ratas. Las ratas, sí. Mire. Está lleno de ratas. No es una casa para Vd. En fin, si le interesa. Son Frs. al mes. ¡Es enorme! Más la luz y la limpieza de la escalera. ¿Tenía un perro? Un perro lobo. Se le oía ladrar y llorar, como si le pegasen. Mi marido decía: “El retrete define una casa”. Y tenía razón. ¿No ha visto todo aún? La ducha. La ducha no funciona. ¿Qué le pasa? Discúlpeme, pero desde que no está mi marido, desvarío. Y a veces. tengo alucinaciones. ¿Su marido murió? No, está en Alemania. Prisionero. Ah, sí, recuerdo. Una chica muy bella, con un perro. Pero a usted no se le veía la cara. Sin embargo, le reconozco. ¿Tiene aún el sidecar? No, lo destrocé. ¿Tienes un esqueleto en tu casa? Esa puta. ¿Qué quieres decir? Una tal Jeanine. Una amiga. ¿Y cómo la encontré en tu casa? Porque llegaste después de ella. Estaba sola en la casa. Porque llegó antes. ¿Está tu marido? Y te esperan dos policías. Llego tarde, perdonad. Te esperan, Robert. Me lo dijo tu mujer. ¿Qué pasa? Nada. Ya te contaré. Creo que ya nos hemos visto.

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